22 mar 2011

Water-lol



A Roberto “El Ruso” Aguirre.

La primera cosa en la que pensó después de caer, fue en lo azul de su vaso. Mientras la lluvia caía con fuerza en su espalda se dio cuenta de que el vaso se había excedido y de que en realidad ya no era su agua.

Del cielo se desprendía un color turbio. No se encontraba una explicación del porqué estaba pasando. Desde las costas las personas tenían respuesta, los botes yacían en las rocas y las playas se habían vuelto desiertos. ¿Qué sería entonces lo que violaba a la física? Nadie sabía hasta entonces.

La avaricia lo había corrompido, con sutileza había planeado tal venganza, nadie lo vería de nuevo en el suelo, para él sería todo lo que debía llenar ríos, mares y lagos. Las personas se miraban, buscaban explicaciones, nadie sobreviviría.

-Entonces, dudaron y no me prestaron atención. El agua es ahora mía y debe estar en mi vaso, a quien me tiro deben agradecerle, porque ahora será solo una- en el cielo se veía el nuevo sol azulado.

Era un sol por capas, en su centro se encontraba la contaminación, seguían las aguas saladas y por último las aguas dulces y limpias. Con un gran vaso en su mano estiró hasta alcanzar el nuevo sol y sin mojarse, lo llenó de transparencia.

Desde abajo las personas lo miraban, algunos asombrados, otros aterrorizados y muchos con desesperación. Se escuchó una gran risa, mientras el pequeño punto se combinaba con el nuevo sol. Después de unos minutos la energía se sintió en cada persona, desde el cielo se veía una gran luz. La implosión se había llevado consigo a la avaricia, junto con ella a toda el agua.


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