La fiesta del pueblo. El Angelópolis de nosotros los pobres.

El pasado 13 de Abril dio comienzo la fiesta del consumo en el Centro Expositor (pobremente utilizado) del Estado de Puebla, lo cual significa la llegada de la feria del mismo estado.

Comida, ropa, juguetes, juegos, “artistas”, pista de hielo, la exposición militar, universidades y una infinidad de comerciales, conforman esta última entrega. Alguien conocido me preguntó acerca del concepto de la feria, considero que no está de más explicarlo: Pagas por entrar, y pagas por disfrutar de todo lo que contiene. Podríamos decir que es barato adentro pero… no. Es caro, muy caro para disfrutar. Cuando hablo de disfrutar me refiero a pagar un montón de cosas innecesarias a un precio elevado. Del área de comida, ni hablamos, mejor llevar una torta que atreverse a comer en alguno de los puestos.

De los juegos no me atrevo a hablar, pues no los visité, sin embargo no dudo que su precio sea elevado. Todo esto significa un montón de caras tristes en aquellas personas que están entusiasmadas por visitar y pasar un buen día en familia, pues no solo estamos pensando en la entrada, el consumo, sino además el mismo transporte, que gracias a la construcción del nuevo Viaducto Ignacio Zaragoza se hace más difícil llegar al recinto. Claro, estas últimas condiciones suponemos significan un bien para la sociedad, pero por el momento son estorbosas y eso nadie lo niega.

Veamos las cuentas. Pensando uno va en familia, aquella clásica de televisión: los 2 papás y dos hijos y suponiendo que tienen auto. La entrada está en 20 pesos y si son menores de 1.20 metros sale en 10 pesos. -Hay una promoción de 25 y 15 pesos, y te dan una coca-cola con un valor de… 5 pesos, ¡OFERTÓN!- Creyendo que todos son mayores de esa medida, la simple entrada sale en 80 pesos. Entrando a la feria, que si quieren comprar un recuerdo saldrá en 50 pesos, que si la playera 150 pesos, que si ya quieren comer 300 pesos –suponiendo que no comen tanto- ¿y recuerdan el auto? Bueno, si es difícil llegar hasta arriba, es más difícil encontrar estacionamiento en las calles, pero no hay problema, existe un estacionamiento de 60 por todo el día. Veamos el total: 640 pesos y estamos hablando solo de comer, llevarse una playera, un recuerdo X, las entradas y estacionamiento. (Si lo pensamos un poco más, las entradas –si se toma solo un transporte- saldrá en 48 pesos de ida y vuelta, entonces sin auto está en 628 pesos). No hablamos de juegos, no hablamos de comprar tantas cosas, no hablamos de tomar un refresco, etc.

Vamos, que la feria del pueblo no es todo un fracasado a lo que respeta de ser del pueblo, pues los 20 pesos pagados en la entrada –consideremos solo la entrada- son muy bien aprovechado si se visita la exposición militar. Se visita mejor si eres mujer, pues hay un montón de necesitados sexuales reprimidos buscando coquetear y con suerte sacan números telefónicos; mujeres con fetiches o urgidas, he ahí una oportunidad segura. (Sí, me molestó su comportamiento). Claro, hay elementos respetables y aplaudibles de los cuales da orgullo hablar y entre ellos el Cabo García, miembro de infantería, a quien no dejo de admirar por su disciplina.

Otra cosa en la que $20 pesos significa una ganga es el evento de patinaje. El espectáculo es una maravilla y vale la pena formarse para presenciarlo. Todo aquel que pague los 20 pesos debe visitarlo, pues la verdad es que vale más que solo eso.

He aquí unos fragmentos, traído de la mano de PueblaOnline.

Por cierto, hay una escena que me dejó fascinado (es la escena de abajo, pero con hielo… y menos personas), tal vez por el recuerdo, pero es bonito cuando lo presencias y como consejo, sentarse de frente al escenario.

De los 5 solo quedan 4.

No seremos los más populares ni ahora, ni cuando nos conocimos. A pesar de tener dinero jamás lo presumimos y mucho menos nos interesaban las marcas. Siempre compartimos a lo más que podemos y si alguien necesita algo lo ofrecemos sin preguntar la fecha en la que se va a pagar el favor. Nos vemos muy poco, mantenemos contacto por internet. Podremos estar juntos para divertirnos peleando e insultándonos los unos a los otros, con burlas hirientes, otras cuantas solo forman parte del humor negro o con juegos de palabras, pero nunca nos insultamos en el lugar común que cualquier otro haría. Somos inteligentes y humildes, nos gusta hablar acerca de lo que sabemos y hemos descubierto gracias a Internet, libros, revistas, el maestro, la vida misma. Nunca iniciamos pláticas con un “¿cómo estás? ¿qué haces?” sin hacerlo saber, tenemos en cuenta que los temas que caen en el lugar común deben estar afuera del tema de conversación, buscamos renovarnos todo el tiempo, saber más y más, o de lo contrario no aprender nada y saber divertirnos. Tal vez no seamos los más atletas, pero esas son banalidades, lo que nosotros buscamos es sentirnos bien con nosotros mismos, así cueste creer que el mejor ejercicio está en los dedos. Odiamos esa cultura tan pop que por desgracia nos absorbe, escuchar la música que pone la mierda que es Mtv o peor aún Telehit no nos complace, necesitamos otras canciones. No es ser hipster, pero qué mal suena toda esa música que habla de lo mismo, con el mismo ritmo, con el mismo pseudo artista.

La maldición persiste; cuando nos conocimos éramos 5, después se fue uno del que nunca supimos más, en seguida otro sería expulsado de la escuela, luego uno terminaría sus estudios pues en alguien debía caer la maldición de fracasar de los tipos. Sin embargo, hoy estoy por verlos, saber de nuevo de ellos y seguramente terminar frustrado entre carcajadas y gritos ofensivos, pero ahí, en mi grupo de amigos, personas que no he sabido encontrar en otro lugar, en ningún lugar.