2 oct 2011

Sin razón ni despedida:


Quedaremos en la herida que dejó el último abrazo y en el vino que en los vasos sabe a rumbo y despedida. Con la sangre dividida, me pregunto y adivino, ¿no será nuestro destino más que andar y andar dejando huellas en el alma, cuando un adiós dicta el camino? Llevaremos la pesada carga de los sentimientos, como lágrima en el viento, como sombra en la mirada. Tanto hay que decir que nada nos diremos, por si acaso, y a la luz de un triste ocaso, simulando fortaleza, marcharemos con tristeza en cada uno de los pasos.

Yayo González

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