17 abr 2011

Prueba.



La noche de guerra dejaba las secuelas del ambiente melancólico sobre el único soldado que había tenido la pena de enfrentar el bombardeo por su propia cuenta. En una gran nube de polvo que se había levantado por el mismo ataque se veía la silueta del soldado, mantenido por la fuerza que sus piernas podían brindarle después de brutales ataques a su persona.

Mantenía su brazo derecho sujetado por su mano izquierda, buscando de manera inútil disminuir la hemorragia provocada por los fragmentos de granada. Se encontraba en un hoyo formado a causa de una explosión que se había generado a sus pies, dicha explosión no pudo tirarle, pero el cansancio era extremo para su persona.

Dejo caer tu peso en su rodilla izquierda, la cual no soportó un momento más y obligó al hombre a caer descontroladamente. No tuvo tiempo de estirar el brazo que aún le servía cuando su cara impactó directamente el pavimento.

En la sala del hospital se oía la onomatopeya de la vida, su latir se mantenía ligero pero seguro. Al abrir sus ojos mantuvo una sonrisa al ver lo blanco del cuarto en el que estaba. Volvió a cerrar los ojos con tranquilidad, la cual fue violada después de escuchar una explosión. Una explosión muy similar a...

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