27 ene 2011

Mexicano.

Balbuceé unas palabras antes de que logra dar con el clavo al martillo, perdón, el martillo al clavo. -Abrázame y no me digas nada, sólo abrázame- fue como el grito de guerra en su momento.
La seriedad se había perdido de mi rostro y la panza estaba creciendo. La cebada le hacía magia a mi panza y como es lógico, froté a mi ahora gran barriga -dime barriga mía- decía al mismo tiempo que mi mano buscaba coordinación- ¿será ella la chica mía, de mí y en mí... pa' mí... por mí...?
El efecto fue tan extraordinario y vulgar como un pedo. Delante de mí un genio había aparecido.
-Dime tú, genio mío, ¿es ella mi chica?- en su momento respondí tranquilo, como si el hecho de que un tipo negro saliera de mi panza fuera poca cosa.
-Soy genio y no adivino, por ahora puedo darte la opción de elegir entre una infinidad de deseos.
-¿Y de cuántos hablamos?
-¿Cuántos quieres?
- Deja pensar... ¿qué tal, 4 deseos?
-Suena bien por mí.
- A huevo, ya me lo chingué por pendejo- decía en mi pensamiento.
-¿Qué deseas?
- Pues primeramente, deseo más cerveza para continuar con mi sufrimiento.
-¡Concedido!
Un par de caguamas aparecieron a mi lado, las cuales abracé con mucho cariño, pero mi decepción fue grande -¡Inche genio! están frías.
-¿Pues cómo las quieres?
-Pues bien muertas.
- ¡Concedido!
De un momento a otro el aspecto de las botellas cambió por completo, se habían puesto a sudar las pobres y pues se antojaban bastante. -Así sí, mi genio.
-Te quedan 2 deseos- el muy cabrón se había cobrado un deseo de más.
-¡Pues deseo tener más cerveza!- no esperaba que fuera así de chingón- pero también la quiero bien fría.
-¡Concedido!- de ahí apareció una cerveza más a mi lado pero ésta sí estaba fría- te queda un único deseo.
-Pues deseo... tener más espacio, para más cerveza...
-¡Concedido!....

Lo último que recuerdo era la taza del baño y una gran cuenta... ahora pago mi genialidad con mi moral destrozada. ¡Oh, mi genio!...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Powered By Blogger